Hemos llegada al inicio de la Semana
Santa, que se abre con este bello y folklore acontecimiento de la entrada de
Jesús a su ciudad: Jerusalén. Escenario de su última semana de vida y del
inicio de su vida glorificada. Pues bien, este domingo está dominado por la
solemne lectura de la Pasión, este año según san Marcos (cc. 14-15). Marcos no
se detiene mucho en una presentación del dolor físico que sufrió Jesús, más sí
de su dolor interior que de deja entrever en los insultos y blasfemias que le
decían al pender de la cruz. En su estilo esencial, muy atento a los
acontecimientos trágicos y gloriosos de aquellas horas, a la fuerza misteriosa
insertada en ellos, Marcos nos presenta una secuencia narrativa de 15 escenas
que se desenvuelven sin interrupción sobre el hilo de la historia y de la fe.
Un resumen de estas escenas nos
permite comprender mejor la intención del autor al narrar la pasión de Jesús
para sus lectores del siglo I. Todo se inicia en la conjuración de los
adversarios de Jesús dos días antes de la pascua; se pasa a la unción, que
simbólicamente anticipa la sepultura de Cristo, en Betania en casa de Simón el
leproso; Judas ofrece a los sumos sacerdotes entregarles a Jesús en cambio de
dinero; “el primer día de los Ázimos” Jesús da órdenes para los preparativos de
la cena pascual. Por la noche, en la mesa, la crisis se apodera de los
discípulos debido al anuncio de la traición. Jesús celebra la cena pascual y
eucaristía, inauguración de la alianza con Dios en su sangre; pero en sus
palabras se perfila la dispersión y la traición de los discípulos y también la
futura reunión después de la resurrección en Galilea. Nos encontramos ya en
Getsemaní: es de noche, Jesús ora con el alma “triste hasta la muerte”, los
discípulos comienzan la traición con su sueño pesado e indiferente. Dolorosa
escena que pone a un Jesús necesitado de la compañía de los amigos en esas
horas de peligro para su vida. Judas, sí que está despierto esa noche y entra
en escena con una pequeña multitud entregando a Jesús a los sumos sacerdotes.
El Sanedrín (compuesto por 71 miembros) en una sesión extraordinaria y poco
usual condena a muerte a Jesús por blasfemia, al haberse declarado “Hijo de
Dios”. Luego seguimos a Pedro que esperando resultados de liberación para
Jesús, lo niega descaradamente. Jesús es llevado ante Pilato para que ratifique
la sentencia capital por parte de las fuerzas de ocupación romanas, después del
vano intento de sustitución de Jesús con Barrabás, un rebelde antirromano
acusado de homicidio, Jesús es condenado a la crucifixión. Antes de la
ejecución Jesús fue torturado por la corte romana que organiza una burla sobre
la realeza de Jesús. Pasando por la ciudad, Jesús es conducido a la colina
llamada “El Cráneo” (en arameo Gólgota, en latín Calvario) fuera de los muros
de Jerusalén: allí es crucificado y escarnecido, allí se consuma su muerte después
de un “fuerte grito”. Luego viene entregado su cuerpo y sepultado en un huerto
de familia: algunas mujeres quisieron ungir el cuerpo de Cristo con aceite
aromático, pero su era ya el día de descanso.
Así Marcos desarrolla la pasión de
Jesús, casi con la intención de que la misma comunidad con la conmemoración
anual de aquellos acontecimientos, pueda ocupar su papel ante Jesús, que sigue
el camino del Calvario, en cada tiempo de la historia. También, esa invitación
de Marcos, llega hasta nosotros, para que en estos agitados tiempos que nos
tocan vivir, podamos encontrar a Jesús y asumir con Él y desde Él, un proyecto
de salvación para todos aquellos por quiénes Él dio su vida en la Cruz.
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